sábado, 25 de enero de 2014

Conjuros. La foto que ilustra este texto pertenece a Tony Reyes Leon. ¡Gracias amigo por la inspiración!





Sacar las llaves de la cerradura
apagar las luces
no sin antes recorrer los cuartos;
cuartos menguantes de una luna vieja.
Así imagino a la vecina de arriba
cuando, cada noche,
repite su plegaria de pasos idénticos
y ruidos.
Justo antes de irme a dormir
lamento no recordar ni dioses ni oraciones.
Me encomiendo al recuerdo de los que amo,
en el instante anterior a que mis ojos

parpadeen el adiós, hasta mañana.

Hay noches





Hay noches en las que las palabras se vuelven nubes,
se vuelven sueño,
se vuelven en contra.
Pero hay noches y palabras.
Cuánto peor sería que el silencio te cenara la cabeza
con agua de la canilla y sin postre.
Que te sirviera un plato vacío de palabra
o lleno de silencio que no es lo mismo pero es igual.
Hay noches en las que las palabras se vuelven picaporte,
se vuelven catarata,
se silabean por sí mismas
y te taladran la ignorancia y la soledad.
Son esas noches en las que sabés,
que sabés absolutamente todo.
Pero no tenés a quién contárselo, salvo al silencio.

martes, 21 de enero de 2014

plabarAbas

plabarAbas



                                                                   chIne malimEi turAngo   
                                                                   dOsi muranEy salAm
                                                                   tErri bocangÜe malAsi
                                                                   sOnga maldenAy vetAm
                                                                   rEca larinOy misUna
                                                                   tUca mungalOn simprUn
                                                                   yAca terimAyi rUca
                                                                   sEma sirudOy cafUn

domingo, 22 de diciembre de 2013

El Gordo de Navidad

El Gordo de Navidad




Natalio, "el gordo", fue su amigo desde el secundario. Fumaban rubios con filtro abajo del ombú de la calle Arroyo, frente al colegio. Mientras esperaban para rendir las de diciembre, a la sombra, se les ocurrió comprar dos billetes para navidad en el mismo quiosco donde compraban los cigarrillos sueltos. Pocho, el dueño del boliche, les dijo...ustedes dos se van a terminar casando. Y ellos, para darle el gusto, se miraron a los ojos, se abrazaron haciendo pantomima de enamorados y se dieron el único beso de sus vidas delante de Pocho. Se fueron muertos de risa, corriendo a rendir mientras gritaban ¡ nos dimos un beso y nos vamos a casar ! Estos chicos, pensó Pocho, no saben lo que hacen. Terminaron el colegio, estudiaron cada uno su carrera en la universidad, tuvieron novios y novias, se casaron y tuvieron hijos, pero cada uno por su lado. Sin embargo, cada navidad, Natalio le mandaba un mensajito a Catalina que decía: "Cumpliendo con la promesa, compré los dos billetes de lotería en el quiosco de Pocho y vas a recibir el tuyo por correo". De modo que si ganaban, en eso consistía la promesa, se reunirían a brindar con sidra helada en el Petit Colón y bromeaban que sería en ese bar porque quedaba cerca del registro civil. Pasaron más de veinte años y jamás quiso la suerte que pudieran chocar las copas. Sin embargo, contó Pocho en el noticiero, sorpendido, es la primera vez que un comprador no pasa a cobrar los billetes premiados con el Gordo de Navidad. Los hombres, pensó Pocho, no saben lo que hacen.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Nosotras, las palabras

A veces venimos desde el fondo
a veces desde los bordes,
pero venimos;
a decir, venimos y también
a no decir
pero queremos que nos usen
que nos desgranen, que nos separen
y que nos borren y
nos vuelvan a escribir.
Con una condición:
que sepan que estamos vivas
que no importa cuántos años tengamos
que la vida pasa, afortunadamente, inexorable;
que crecemos
que queremos
que nos amen, que nos mimen
que nos acaricien y desnuden
en secreto y en público
que nos hagan el amor y queremos
tener sexo por placer
y para reproducirnos.
Las palabras queremos vivir
y de ustedes depende.

lunes, 14 de octubre de 2013

La feria del domingo


La feria del domingo

Los cincuenta pasos que separan una esquina de la otra, de la cortada donde está la feria, contrapuntean con los cien latidos de su corazón cuando va pensando en ella. 
Cada domingo la recuerda mientras atraviesa los puestos de artesanías. Le compraría la babucha violeta, la cartera roja, los aros de caña, la camisola blanca, todo le compraría. Y si algún lector pudiese creer que el amor no se compra, probablemente tenga razón. La ilusión de disfrutar de su abrazo tiene forma de regalo, hoy y todos los domingos del mundo. Por eso, cuando llueve, la extraña tanto.


martes, 24 de septiembre de 2013

La inundación



La inundación

Bajó los pies de la cama buscando las pantuflas y hasta el tobillo le llegó el agua. Por un instante creyó que podía estar soñando y las imágenes de años felices en la casa de la isla le ocuparon la ilusión brevemente. Se puso los anteojos y miró a su alrededor pero no vio otra cosa que el silencio y escuchó las lágrimas de su hermanita menor que estaba en la cama de al lado. Por qué llorás, le preguntó, al mismo tiempo que los brazos hacían de puente entre las mantas y les sirvieron para acunarse como si hubiesen vuelto a recién nacer. Vení, quedate conmigo y no llores más. Mi oso no sabe nadar, le contestó la más chica, señalando al muñeco hundido debajo de la cómoda y secándose los ojos con el revés de la manga...y yo tampoco.